domingo, 9 de agosto de 2015

Oposiciones: El temario (2ª Parte).

Aprovechando que agosto es mes de vacaciones para todo el mundo en el universo de las letras, vamos a continuar hablando de las oposiciones, porque también es el mes en el que conviene organizarnos el curso que comienza de cara a las próximas oposiciones a las que nos presentaremos. Probablemente la mayoría de cosas que yo os cuente os suenen, o incluso ya las habréis hecho: estas son las primeras etapas del recorrido y a poca gente le pillará de nuevas. En cualquier caso, tanto para aquellos que se preparen por primera vez como para quienes ya llevan alguna convocatoria más, siempre es bueno repasar y preguntarse cómo se va a hacer esta vez. 

Hoy quiero hablaros del temario. Me diréis: "Sí, el temario. ¿Qué pasa con él? El del 93, salvo que cambien. Ahí están los títulos de los temas que tenemos que estudiar y preparar, nada más". Efectivamente, si no hay cambios, el temario que se emplea en el acceso a la función docente es el del 93, que podéis descargar en el enlace (ojo: puede haber cambios entre comunidades, comprobad siempre cuál es el temario de la comunidad en la que os vais a presentar; nota: si cambiase la legislación, ver final). El temario incluye 72 temas (de los cuales, en la última convocatoria de CyL, sacaron 4 para elegir 1) de ámbitos como la literatura, la lingüística, la teoría literaria, etc. 

Lo primero que debéis hacer es familiarizaros con ese temario. No solo hay que saberse los contenidos, sino también qué es lo que se espera que sepáis como opositores de LCyL. Imprimidlo, leedlo, ver las divisiones, las relaciones entre los bloques, conoced ese temario como la palma de vuestra mano. 

¿Por qué?

1. Conocer el temario os ayudará en el desarrollo del tema. Por supuesto, una vez sepamos el temario habrá que estudiárselo y, después, rezando por que nos caiga un tema de los preparados, habrá que desarrollarlo en el examen. Pero en nuestro caso, por ejemplo, uno de los criterios de evaluación de CyL para el tema era "2. Justifica la importancia del tema y expone sus repercusiones en el currículum". Yo este año elegí para desarrollar la prosa medieval, y este punto lo desarrollé en la conclusión: subrayé el hecho de que solamente se da literatura medieval en 3º de ESO y 1º de Bachillerato, aunque es posible tratar el tema también en 2º de ESO porque se estudian los géneros literarios, y después planteé dos actividades adaptadas al nivel de cada uno de los tres cursos (esto nos va a llevar a otra entrada posterior: la importancia de conocer la ley). Pero no solo es importante para eso: también nos va a servir de mucho conocer ese temario, dentro del desarrollo del tema, para explicar por qué o por qué no incluimos x información en el tema que estamos desarrollando. Por ejemplo: en el tema 37 (Los géneros narrativos) podemos explicar que los géneros narrativos no ficcionales (periodísticos, historia, ensayo, etc.) se relegan al tema 40, donde tienen una mayor cabida. Eso demuestra que conocéis el temario, la materia, y que habéis tomado una decisión madurada a nivel científico. Yo en mi examen, además, según iba explicando cosas del tema, las iba también relacionando con el desarrollo paralelo de la lírica y el teatro, haciendo referencia a los temas correspondientes. 

2. Conocer el temario os ayudará a estudiar. Un punto clave a la hora de preparar la oposición es decidir qué se va a estudiar. Son 72 temas. ¿Vais a llevar todos? ¿Mejor solo una parte? ¿Temas sueltos? ¿Un bloque completo? Las alternativas son muchas y muy diferentes, y probablemente nadie pueda deciros qué es lo mejor. Bueno, lo mejor es llevar 69 (todos salvo 3), porque así nos aseguramos de que al menos uno de los que salga os lo sabréis. El problema de eso es el tiempo: cuando se trabaja, y suele ser lo más normal, un año no es suficiente para estudiárselos todos (aunque se pueda), sobre todo si se tiene en cuenta que hay otras partes que se deben preparar en la oposición (programación, práctica, etc.). Entonces, para decidir qué se va a estudiar, como os decía, conviene conocerse el temario y sus relaciones lógicas, pero también conocerse a uno mismo: ¿qué se te da mejor: literatura o lengua?, ¿eres especialista en una materia concreta?, ¿qué es lo que más te gusta? Mi intención inicial, cuando comencé a preparar el examen, era llevar lo más posible, pero llevarlo bien preparado. Debo deciros que soy licenciada en Filología Clásica y Teoría de la Literatura, no en Hispánicas, por lo que en la mayoría de temas iba bastante in albis. Quería haberme leído el temario antes de empezar, pero opté por ver los títulos y los esquemas de los temas y, sobre eso, decidir. 

2. a. He sido durante tres años profesora de lingüística y es una de mis materias favoritas, y además la sintaxis española se me da muy bien. Adoro analizar. Como necesitaba y quería tener una base amplia para no cometer errores en las cosas básicas, decidí comenzar a leer desde el tema uno. Tenía un temario prestado, así que allá por septiembre/octubre empecé a leer el tema 1 y a subrayar. Leía tema y lo subrayaba, y me preguntaba: ¿me parece fácil?, ¿creo que podré estudiarlo como para defenderlo?, ¿es un tema que me permitirá lucirme? Esta última pregunta, aunque no lo parezca, es importante. Cuando un tribunal pasa una semana escuchando exactamente las mismas cosas, lo diferente, aunque poco, importa. Así, fui leyendo, eligiendo y descartando, y quedándome con las cuestiones clave incluso de los temas que no pensaba desarrollar. ¿Por qué? Porque siempre podría emplearlas de forma indirecta en el desarrollo del tema, o del comentario, o de la defensa de la PD. Era la base. Leí y trabajé hasta el tema 14, el sintagma nominal. (¡Ojo! Ahí aún no había estudiado-memorizado nada; personalmente creo que es un error estudiar en octubre, porque en junio no te acuerdas. Es mucho más provechoso trabajar en octubre, resumir, subrayar, releerlo más adelante, y seguir avanzando temas; dejar todo preparado para que, después de semana santa, en torno a mayo, solo te quede estudiar. No preparar más temas, no subrayar, nada: solo sentarte y estudiar). Había elegido 1, 4, 6, 9, 10, 12 y 13. Algunos los había dejado como dudas, por si a final de curso quisiera volver y elegirlos para estudiar, pero esos son los únicos que resumí a mano y dejé aparte. 

2. b. Cuando llegué al sintagma nominal y verbal me di cuenta de que no tenía la base necesaria como para trabajar esos temas en condiciones. Sé muchísimo de lingüística latina, pero no manejo para nada la terminología que se utiliza en hispánicas, no controlo la bibliografía, los autores, ni tampoco los conceptos. Leí los temas, pero haciendo balance vi que el tiempo que iba a tener que dedicarles iba a ser superior al rendimiento que obtendría. Así que decidí hacer un paréntesis y dar un salto en el temario. 

2. c. Como os decía, he estudiado también Teoría de la literatura y literaturas comparadas. Una de nuestras asignaturas de 4º fue Géneros literarios, y en ella tuvimos que preparar un dossier de los géneros, leyendo bibliografía y preparando algo así como un manual propio de estudio de los géneros: introducción a la genología, narrativa, lírica y teatro. Algunos compañeros optaron por fusilar los dossieres de otros años, pero a mí los géneros son un tema que me apasiona, y opté por trillar la bibliografía y preparar mi propio dossier. Gran acierto, porque llegado este punto en mi proceso de preparación me dije: "Bien, tienes ahí un material fundamental para los géneros y cuatro temas de géneros en el temario. Aprovéchalo", así que me imprimí los dossieres, les di un poco de caña y salté al tema 36 y preparé hasta el 39. El 40 lo dejé: nunca he estudiado ensayo y, aunque me gusta leerlo, a nivel teórico no sé nada, y los géneros periodísticos tampoco son santo de mi devoción, así que lo dejé. 

2. d. Es fundamental saber qué sabemos. ¿Por qué? Para ahorrar tiempo. En el temario hay un tema de fuentes clásicas, el 41. Por un momento me planteé prepararlo en plan genial, pero después me di cuenta de que ese tiempo podía dedicarlo a preparar otros temas y en este improvisar a partir de un esquema (y sobre los esquemas ya os hablaré el próximo día). Así, miré lo que ponía en el temario, no me gustó, y organicé un esquema más o menos completo con lo que yo desarrollaría si saliera ese tema en el examen (también hablaremos más adelante sobre cómo organizar qué se va a contar a un tribunal que está formado por profesores de instituto, sin ser demasiado fácil ni demasiado difícil). 

2. e. Utilidad: la siguiente decisión se basó en una cuestión de utilidad. El primer examen consta de un tema y de un comentario. Para hacer un buen comentario, hay que saber varias cuestiones básicas, entre ellas el género literario y la tipología textual. Los temas de géneros ya los había trabajado bien, así que, si ahora preparaba los de tipologías textuales y los del texto como unidad, tendría ocho temas desarrollados para el examen y una buena base para el comentario. Dos pájaros de un tiro, y así ahorramos tiempo. (Recuento: para entonces llevábamos resumidos 1, 4, 6, 9, 10, 12 y 13, 36, 37, 38 y 39, y 23, 24, 25, 26, 27, 28, 29, 30, es decir: 19 temas. Más el esquema del mundo clásico. 

2. f. Elección personal: había que seguir preparando, así que, antes de saltar al gran bloque (habiendo dejado la parte de lengua, me quedaba la literatura), preparé varios temas más que me gustaban. Dejé los de comprensión y expresión oral y escrita (31 y 32), que no me convencían, y el 33, sobre retórica, del que preparé también un esquema para improvisar. Me centré en 34 (crítica literaria) y 35 (educación y didáctica literarias), que preparé con bibliografía, cosas de la carrera y con una gran dosis de aportación personal. En ambos temas cabe la posibilidad, y yo creo que es bastante recomendable, de presentar la postura personal ante el análisis literario y ante la didáctica literaria enfocada a la práctica docente. Los dos temas requieren una base teórica y técnica importante, pero admiten un punto extra en el desarrollo donde explicar (y poner ejemplos) de cómo se aplicaría lo dicho anteriormente. Son temas muy jugosos como para dejarlos de lado, y permiten lucirse bien. Pero hay que trabajarlos a conciencia (19 temas + esquema 41 + esquema 33 + 34, 35). 

2. g. La literatura. Mi caso particular era diferente del resto porque yo me he pasado años formándome, pero en un mundo distinto. Eso significa que he leído muchísimo, pero muy poco de literatura hispánica. Así pues, para mí el bloque del tema 42 al 72 era un gran vacío. Para solucionarlo hice dos cosas: en primer lugar, y desde muy prontito, empezar a leer. Cronológicamente miré los temas y esquemas de la literatura y empecé a leer desde la Edad Media. Por deformación profesional, estoy acostumbrada a leer no solo el texto, sino también sus introducciones, por lo que me estaba formando al mismo tiempo una opinión personal sobre cada obra y un pequeño dossier de datos, aunque solo lo que se me iba quedando. La segunda parte fue la preparación de temas. Empecé por la Edad Media y por el 42, la épica, porque es mi gran favorita. Adoro ese tipo de obras, así que me cogí un montón de manuales de literatura, manuales específicos y un par de monografías sobre el Cid y empecé a preparar. A estas alturas estábamos por mayo, así que dejé bien preparados y resumidos y redactados para estudiar el 42 y el 43, aunque en mis lecturas había ido algo más allá. Me habría gustado poder redactar más, pero era momento de empezar a estudiar, y un número final total de 25 temas me parecía que estaba bastante bien. Aun así, a esta preparación literaria hay que sumar la Programación Didáctica (elegí 3º de Eso, que incluye literatura de la Edad Media al XVIII, así que según iba preparando temas y unidades fui leyendo una selección de los autores más importantes). También, antes de empezar a estudiar literatura, dividí el temario en épocas, géneros y separé también por autores, por lo que sabía quién estaba en cada época y podía aprovecharme de mi cultura general. Pero no me gusta no ir preparada a un examen, así que, cuando me hube estudiado todos los temas que ya tenía, decidí seguir leyendo. No me daba tiempo a preparar en condiciones, pero sí a leer más obras, a ver los esquemas de los siguientes temas, a leer el temario ese feo y algún libro de texto y a preparar mis propios esquemas, sobre los que poder improvisar llegado el caso. Leyendo obras y temas llegué hasta casi el tema 51, aunque el bloque que más preparado llevaba era el medieval. Como dato os diré que en el examen, teniendo el bloque 23-43 bien preparado, salieron 44 y 45. Ya os contaré otro día mi esquema del tema para el examen y cómo salí de aquella. 


Como os he ido contando, conocer el temario es fundamental, porque os da una imagen general de qué es lo que podéis esperar a lo largo del curso. Esa es la materia de la que se os va a examinar, aunque de diversas maneras, y cada una de ellas habrá que enfrentarla de un modo diferente. Un tema para desarrollar requiere que sepáis mucho de épica medieval; un comentario de épica medieval requiere que os sepáis los rasgos fundamentales y otras cuestiones dignas de mención. Pero es algo obvio que preparar un tema de desarrollo os dará la base sobre la que trabajar en el resto de las partes. 

Mi consejo: conoced bien los temas, agrupadlos, relacionadlos, y decidid qué y cómo estudiar con cabeza. Decididlo pronto, desde ya, para que luego solo tengáis que trabajar. Empezar a estudiar a lo loco y cambiar de plan en Navidad supone tener medio año perdido. Tened en cuenta lo que os he dicho: la parte técnica (texto como unidad comunicativa y rasgos, tipologías textuales y géneros literarios) es una base fundamental del comentario, aunque luego en este os ocupe solo unas líneas, pero os permitirá esbozar las líneas generales técnicas y tener además una amplia cartera de temas "por si acaso". Pero no olvidéis que la gran base del comentario es la literatura: si no sabéis los rasgos de corrientes, autores, épocas, etc., estaréis muy en blanco a la hora de comentar. 

Todo no se puede, así que seguramente cada uno optéis por algo distinto del resto. En próximas entradas os contaré cómo fui yo enlazándolo todo, pero, de momento, trabajad en el temario. Id leyéndolo y pensando y, si queréis, podemos comentar cómo vais a hacerlo y darnos mutuamente ideas para mejorar y seguir con ello. 

Nos vemos pronto, 

S.


**Nota: como sabéis, la LOE ha cambiado y no sabemos qué va a pasar en próximas convocatorias. Se rumoreaba que cambiaría el sistema de acceso, pero por el momento lo que hay es el temario del 93. Trabajad sobre él y seguid estudiando. Si el día de mañana lo cambian a medio año, no desesperéis: normalmente suele ser un cambio de distribución, no tanto de contenidos, y podemos reordenar y seguir trabajando. Nunca será trabajo en vano. ¡Ánimo!

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