viernes, 4 de septiembre de 2015

Curso 14/15: mi calendario de oposición.

Hola de nuevo a los opositores.

Ya estamos en septiembre, nuevo curso escolar. Siempre he mantenido, y mis biorritmos me lo confirman, que mi calendario vital se rige por la vida escolar. Desde que era pequeña he estado vinculada al mundo de la escuela, primero como alumna, después como becaria y doctoranda, y por último como profesora. Por eso, mi  “año nuevo, vida nueva” empieza el 1 de septiembre. Eso significa que, de cara a las oposiciones, es también el momento de empezar.

La clave del éxito, como en todo en la vida, es la organización. Conviene saber siempre muy bien qué se está haciendo, por qué y, sobre todo, cómo se va a hacer. Eso significa que, para lograr eficacia y un rendimiento positivo, este es el momento de organizar y planificar el curso que viene para que, cuando llegue junio, no tengamos que lamentar habernos organizado malamente.

Lo primero que hay que recordar son algunas cuestiones clave y, por otro lado, si lo pensáis, bastante evidentes. Por norma general, a la hora de estudiar hay varios pasos a seguir: lectura, comprensión, subrayado, esquema y, por último, memorización. Este último paso, la memorización, no implica el aprendizaje de memoria y como un loro sin entender. Siempre tenemos que saber qué estamos estudiando, y debemos ser capaces de explicarlo con nuestras propias palabras, pero es cierto –y lo he visto en varios blogs de preparación de oposiciones, y lo he experimentado en mis propias carnes- que cuando se llega al examen no se tiene tiempo de ponerse a pensar y plantearse cómo se va a redactar el tema, sino que se debe tener todo tan interiorizado que casi salga solo. Por eso, en parte, creo que sí hay que memorizar. No sé si memorizar hasta el punto de saberse de memoria puntos y comas, pero tal vez sí saber muy claramente qué se va a decir y en qué orden y, después, “improvisar”. Y lo escribo bien entre comillas, porque no será una improvisación ex nihilo, sino sobre un intenso trabajo previo.

En cualquier caso, la fase de memorización no puede (o no debe) hacerse lo primero. Para cuando lleguen junio y el examen, la información que quedará en la mente será escasa y poco fundamentada. Os voy a contar cuál fue mi organización, por si os sirve de orientación o guía, aunque después seáis vosotros quienes establezcáis vuestro propio plan de trabajo. Para ello hay que conocerse muy bien; yo sé que estudio mejor bajo presión, sé que quería tener el último mes íntegramente libre para estudiar, con todo lo demás cerrado y terminado, así que así me organicé:

1. Antes de Navidad: lectura de temas. Comencé por el tema 1 para sentar una base amplia, y me leí y subrayé todos los temas hasta el 14 (yo a estas alturas compatibilizaba con trabajo, tesis y casa, supongo que como muchos de vosotros, que tengáis también vuestras labores). De estos temas, fui seleccionando los que más me convencían, los que más fáciles me parecían y los que creía que sería capaz de defender con mayor soltura en un examen. Esos los resumí y los dejé preparados para la fase final. Yo, en este nivel, subrayo sobre el tema, pero después resumo a mano, porque me ayuda a quedarme con información. Para cuando llegué al 14, los temas de sintaxis me parecieron más complejos sin tener una base teórica bibliográfica previa (yo soy de Clásicas, y he estudiado la carrera de Teoría de la literatura, pero no Hispánicas, así que la sintaxis latina, de lo que daba clases, bien, pero la española…), por lo que opté por dar un salto temático y seguir preparando temas, pero esta vez ya a mi elección.

2. Post Navidad: el salto me llevó a los temas de géneros literarios. He hablado ya enotra entrada sobre cuántos temas y cuáles me estudié. Elegid siempre los que mejor se os den. Pensad previamente dos cosas: si hay alguno que os sabéis super bien, dejadlo para el final. Imaginad que sois expertas en El Quijote. Para ese tema lo único que os va a hacer falta será un repaso general y un esquema orientado al examen (de cómo hacer un examen para oposición, con un nivel adecuado, hablaremos más adelante). Por eso es preferible dejarlo para el final. No os va a quitar tiempo de estudio, y sí os servirá para trabajar en algo diferente en momentos de repaso. Yo me dediqué a los temas de géneros y los trabajé como los anteriores. Después opté por saltar a los del texto como unidad comunicativa y sus rasgos y a las tipologías textuales, que podría aprovechar para el comentario de texto. En este momento, además, empecé a leer obras de literatura (aunque no estudié temas hasta final de curso), empezando por la edad media: Sendebar, Libro de Apolonio, Libro de Alexandre, Berceo, etc. Leer obras, junto con sus introducciones críticas, te da una base de datos básica (la información con la que te quedas de esa lectura) y, lo que es más importante, una opinión de primera mano de la obra. Yo ahora podría hablar del Sendebar aun sin haber estudiado teoría sobre él, sobre los temas, estructuras y opinión, por habérmelo leído. No puedo citar a ningún autor más que a la editora y redactora de la introducción (y no es poco), pero sí hablar con pasión del episodio del marido, la esposa y el loro, que me pareció fantástico. Leed, no busquéis opiniones de autores sobre obras, id a las obras.

3. Semana Santa: llegado este punto, ya habían salido las convocatorias de oposición y sabíamos en qué iba a consistir el examen y la fase práctica. No teníamos los criterios de evaluación (que salieron en junio), pero sí los requisitos técnicos que debían cumplir la Programación Didáctica y las Unidades. Por eso, para dejarlo hecho, me puse con la Programación. Según había ido estudiando, ya me había planteado cómo quería que fuese mi Programación. La clave es la organización de los contenidos y las unidades, con los criterios de evaluación y la metodología. Todo eso lo tenía más o menos esbozado mentalmente, así que me puse una semana de curro intensivo en vacaciones y lo dejé todo casi terminado. Me faltaron un par de detallitos, que ultimé en las semanas siguientes, pero en abril yo ya tenía la programación cerrada y un montón de temas resumidos.

4. Post Semana Santa: después, ya en fechas cercanas al examen, pasé los temas que tenía a mano a ordenador, a modo de repaso, y me puse a estudiar. Con la PD cerrada, solo me quedaba estudiar los temas que ya tenía (unos 20) y, cuando los fui terminando, ampliar. Elegí los temas de literatura y fui añadiendo contenidos a lo que ya había estudiado. Todos los días repasaba los temas anteriores, cada día uno o dos, los decía en voz alta y me estudiaba otro más. Iba a tema por tarde o mañana, así que acabé bastante pronto y pude ampliar con unos cuantos temas más (y menos mal, porque todos los temas que salieron del bingo eran de los que no había estudiado a priori, salvo dos, que fueron de los últimos que añadí y que salieron seguidos: 44 y 45).

En junio repasé la programación, ultimé algunos detalles pequeños y lo dejé todo preparado. Me dediqué a repasar, a estudiar y a leer temas nuevos. Me fui leyendo los temas de literatura para tener una idea general y preparé esquemas, por si acaso. Ya ni resumía ni estudiaba, solamente leía y relacionaba. Tenía una base muy amplia que ir completando, y eso era enriquecedor y me mantenía activa.

Ya en la oposición, tuvimos el tema por la mañana y, entre tema y práctico, descansé, comí y me relajé, pero también me leí las características de las corrientes del siglo XX y algunas de siglos anteriores (en mis lecturas de junio de los temas había llegado hasta el Romanticismo), siempre de cara al comentario, que ya no es lo mismo que un examen teórico. Y nos tocó Góngora.
Clave: no toqué las unidades didácticas hasta pasada la lectura. Ahora bien, sabía cómo las iba a organizar y preparar, al menos el esquema teórico (Introducción, contextualización, contenidos, etc.), y lo gordo lo había hecho ya en la programación, así que no me preocupaban demasiado. Además, hecha una, hechas todas, como veréis en cuanto os las mande. Pero tan pronto pasó el examen, como había salido bastante contenta, me puse a redactar la parte ‘técnica’ de las unidades. La nota tardó en salir, pero desde que salió hasta que nos convocaron para la defensa, que fueron como cuatro días, centré todo mi esfuerzo en terminar esa parte técnica y en preparar el material. No solo llevé preparadas las unidades en su estructura, sino que además, como me daba tiempo, busqué todos los materiales (de todas, menos de dos. Salen tres unidades a elegir una para defender, así que podía dejar dos sin hacer, y no me dio tiempo a más). Quería que, al decir: “Haremos un ejercicio de práctica ortográfica”, el tribunal pudiera ver físicamente ese ejercicio, así que preparé un ejemplo de todo lo que fuese a contar. Fue un esfuerzo ímprobo, pero a ellos les encantó. La temática les había gustado, pero ver el material directamente es muy enriquecedor, la verdad sea dicha. A eso hay que añadir un guión de defensa (que también os mandaré) de la programación que redacté previamente.

Cuando llegué a la encerrona, la dividí en dos: la primera media hora la dediqué a la programación: repasar mi guión, que ya me sabía (por ir en orden, ya os hablaré de ello), y preparar el material que les iba a enseñar en orden (para nada, porque en la programación no se da material, solo en la unidad; pero lo aproveché después); la segunda media hora la dediqué a la unidad que había elegido: preparé un esquema análogo al de la programación y ordené todos los materiales, tanto los de la unidad como los de otras unidades que estuviesen relacionados. Y después me tocó defender.

El resto ya es historia. La defensa fue genial, la nota fue genial y luego todo vino rodado. Me habría gustado poder lucirme más en la primera parte, pero estuve al final la 38 en la lista final de plazas, así que estoy muy contenta con los resultados. Creo que la organización es una parte fundamental del éxito, clave para no perderse en detalles y para que no se nos escapen los meses. Si necesitáis ayuda para vuestro planning, no dudéis en escribirme. Y si queréis material, lo mismo. Tenéis mi email en el apartado de contacto y para eso estamos.

Ánimo en el curso que llega y suerte en el proceso J


S.