viernes, 22 de abril de 2016

Pincho ha muerto

El primer consejo que me dieron sobre plantas fue que las hablase, que las cuidase. Que el agua y el sol son necesarios, pero que las plantas, como cualquier ser vivo, agradecen las muestras de cariño. Desde entonces, mi terraza se ha convertido en un hermoso jardín portátil que cuido con esmero y que crece, pese a las adversidades. Cada planta, cada flor que se marchita, me duelen como heridas propias. Esta ha sido la última, y realmente no me la esperaba. 


Pincho ha muerto, y no sé bien lo que esto significa. Hoy luce el sol. Habrá que esperar para averiguarlo.